domingo, 8 de febrero de 2009

LA SOLEDAD DEL CAMPO




LA SOLEDAD DEL CAMPO

Blanco el cortijo andaluz,
estandarte de mi tierra,
el día empieza temprano
que no cunde la pereza.

Se apura el sorbo del tiempo
cuando la aurora clarea,
y el gallo anuncia triunfal
el resplandor que se acerca,
a la vez que el firmamento
apaga luces de estrellas.

Yo quisiera que volvieran
aquellos tiempos pasados,
y los campos se adornaran
con los trigales dorados.

Labrar de nuevo la tierra
con las yuntas y el arado,
y escuchar al ser de día
a los jilgueros cantando.

Ver de nuevo al segador
segando las sementeras,
cuando los rayos del sol
relumbran en las praderas,
y el grillo bajo la sombra
canta al compás de la siega.

Qué tiempos, aquellos tiempos,
cada cual con su faena,
pastores con sus rebaños
pastorean las dehesas,
para que apure el ganado
el resto de la cosecha.

Remolinos de canciones:
el corral ya se despierta,
gallinas con sus pollitos
que al andar se tambalean
alegres: ¡pita.., ! ¡que pita...!
el estiércol picotean.

Paja fresca al tinajón,
forraje en la conejera,
los hocicos se disparan
buscando las habas secas,
mientras guía el carretero
el rumbo de la carreta.

Los bueyes van cabizbajos
doblegados de paciencia,
encadenados al yugo
andares pausados llevan,
que trepada la mañana
el sol con su furia quema.

Ya está la parva tendida
y el trillo rueda, que rueda,
cruje el látigo en el aire
y las mulas retrotean:
de los labios del zagal
brota una copla flamenca.

"A la niña que quiero
yo le ofreciera,
las mulillas y el trillo
si me quisiera.

Y hasta la parva
con sus granos de trigo
si me besara"

Pero todo se ha perdido,
sin humos las chimeneas,
fantasmas de soledad
todo lo cubren de pena,
y los muros en silencio
en negras sombras se quedan.

Que no se castigue el campo,
que brillen las sementeras,
con los trigales dorados
y las parvas en las eras.

.oOo.

-Manuel Cornejo González-







sábado, 7 de febrero de 2009

VAYA INFIERNO





VAYA INFIERNO

Todo lo que toca huele,
no hay nada que toque el hombre
que no remueva la peste,
vaya morralla de mundo,
vaya inmundicia de gente,
una manada de hienas
como demonios nos muerde.

Vaya infierno que hemos hecho
del mejor de los vergeles

.oOo.

-Manuel Cornejo González-




LA DECADENCIA




LA DECADENCIA

Yo soy el que soy,
desde siempre el mismo,
sólo deformado
de tanto rocío,
muchos años vencen
el alma y lo físico.

Todo va perdiendo
y todo es distinto,
ayer la inocencia,
hoy el ocultismo
ayer esplendores
y hoy lo deslucido.

Ayer fue la vida,
lo alegre, lo vivo,
la ilusión más vasta
de amores y hechizos:
un mundo de encantos
de luz y delirios.

Ayer los albores,
hoy el laberinto
perdido en la sombra
sin ver el camino,
sin otra razones
que el haber vivido.

Ayer libertad
hoy el vil presidio,
ayer el indulto
hoy sólo castigo.

¡Ayer con el hoy. . .
todo es tan distinto!

.oOo.

-Manuel Cornejo González-







ME SENTÍ MORIR





ME SENTÍ MORIR

Me vestí de luto
cuando me dejaste,
toda mi alegría y mis ilusiones
de mí te llevaste.

Me sentí morir
con tanto desvelo,
que llegué a pensar que tanta desgracia
no hallara consuelo.

A todo afligido
duda le acompaña,
porque sólo ve mil dificultades
que a su ser le daña.

Pero subsanó
del alma la herida,
todo es pasajero en el caminante
al pasar la vida.

Me sentí con pena,
me sentí morir,
que al paso del tiempo y amores más nobles
empiezo a vivir.

Ayer tuve llanto
hoy tengo armonía,
ya mis canciones dormidas despiertan
sobre un nuevo día.

¡Que perdí el dolor. . .
y encontré alegría!

.oOo.

-Manuel Cornejo González-


UN DÍA TE DIJE ADIÓS




UN DÍA TE DIJE ADIÓS

Un día te dije adiós,
adiós yo te dije un día,
pero lo que no te dije
era que no volvería:
que me tenías cansado
y aguantar más no podía.

Tú siempre con tu verdad
que yo nunca la tenía,
tú enterada de todo
y yo de nada sabía;
tú la cabeza despierta
mientras durmiendo la mía:
tú con la sesera a tope
yo con la mente vacía.

Tú el poder y todo el mando
y yo sólo obedecía,
a transigir y a callar
si contenta te quería,
de lo contrario tu genio
como un volcán te salía.

Por eso te dije adiós,
y aunque en verdad te quería,
el vaso se derramó
y sin agua quedaría:
tanto el cántaro a la fuente
que al final se rompería.

Un día te dije adiós
adiós yo te dije un día,
pero lo que no te dije
era que no volvería.

.oOo.

-Manuel Cornejo González-