domingo, 28 de noviembre de 2010

LAS ALPARGATAS






LAS ALPARGATAS

Existen cosas muy buenas,
un ejemplo: la alpargata.
Cuántos dolores nos quitan
si nuestros pies se nos cansan.

Es humilde y muy sencilla
y de precio bien barata,
que por eso es tan prudente
tan honestita y callada.

Los zapatos le presumen
y ella la pobre se calla,
es del cuento cenicienta
y de sus dueños la esclava.

De presumir sabe poco,
de fiestas no sabe nada,
nunca gozó de buen ver
y a menudo va de chancla.

Algunas veces sonríe
cuando sus dueñas se enfadan,
y ve que vuelan zapatos
maldecidos por sus amas.

“Tengo los pies hechos polvo
y vejigas en las plantas,
de estos malditos zapatos
que me destrozan el alma "

¡Rápido mis zapatillas!
-que también así se llaman-
de dolor voy a reventar:
mis dedos son puras ascuas.

"Qué bendición de babuchas,
¡bendita mis alpargatas!
pero claro, no me visten
si quiero ponerme guapa"

Así es su penosa vida,
por el mundo siempre a rastra,
si no se ponen, se esconden
en el rincón de la casa.

Una obrera de la tierra
y de dueños mal pagada.
¡Vamos que es la cenicienta,
por lo mal que se la trata!

En este mundo se vive
queriendo ser, sin ser nada,
presumiendo de zapatos
y olvidando la alpargata.

Al que nos presta favores
le devolvemos la espalda
y al que nos agria la vida
le besamos las pisadas.

Como un circo rueda el mundo
entre fantasías vanas,
así somos los humanos
arrogantes sin ser nada.

Míseros y presuntuosos
y verdaderos fantasmas,
unos pobres desgraciados
es la condición humana,
presumiendo de zapatos
llevando sólo alpargatas.

.oOo.

-Manuel Cornejo González-